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Frank Herrera: un ave fénix azul

Ernesto Méndez Tous
24 abril 2025 | 0 |

El deporte está lleno de historias sobre perseverancia y determinación. Encima del montículo del estadio Latinoamericano se prepara la de Frank Herrera, que luchó contra un mal que azota a muchos peloteros: una lesión de codo. Requirió una cirugía de Reconstrucción del Ligamento Colateral Medial, popularmente conocida como Tommy John.

El cuerpo humano no está hecho para los agresivos gestos que realizan los lanzadores. Cuando el ligamento colateral medial, el cual da estabilidad al codo, sufre pequeños desgastes o leves fracturas, el quirófano es la única vía existente para poder restaurarlo.

Aquí, la tecnología y la ciencia desempeñan un papel fundamental para alargar la vida deportiva de los atletas. La técnica más utilizada en Cuba consiste en extraer un tendón del propio cuerpo del paciente. Para ello, el más frecuente es el palmar largo del antebrazo, pero también se pueden tomar de la mano, muñeca o rodilla.

Era el 2021. Se jugaba la 60.ª  Serie Nacional cuando Frank Herrera Camejo se encontraba en una subserie en la provincia de Cienfuegos. Mientras lanzaba, sintió un chasquido en la articulación y se dio cuenta de que algo estaba mal.

Lo intentó todo para evitar pasar por el salón de operaciones; los tratamientos conservadores y las células madre o terapia regenerativa no pudieron evitar que, con algunos lanzamientos, el codo se le hinchara de nuevo.

¡Volver a lanzar y triunfar! Esa era la motivación de un joven con tan solo dos Series Nacionales y un camino recién comenzado. Frank no había alcanzado todo su potencial; las lesiones lo frenaban, no gozaba de gran velocidad y su control no lo hacía dominante. Por lo tanto, la decisión de operarse no era un problema para él, sino la única solución para cumplir sus sueños.

El doctor Liván Peña Marrero fue el encargado de realizar la cirugía. Sus manos han sido capaces de operar y ayudar en la recuperación de peloteros como Frederich Cepeda, Jorge Luis Barcelán, Alberto Bicet y Dany Aguilera.

Luego de la operación, llegó el momento de recuperarse. Hubo ansiedad y preocupación por los dolores que eran producto de la cirugía. La carga psicológica que alberga una situación de este tipo solo puede contrarrestarse con el amor de los que están cerca. La familia, amigos y compañeros de equipo fueron los encargados de arropar a Frank.

Tomada del perfil de Facebook de Frank Herrera

Tuvo que reinventarse y hacer cosas diferente a lo que estaba acostumbrado dado que todo dependía de su brazo menos hábil. Esos meses fueron aprovechados por el para aprender inglés en la escuela Abraham Lincoln en La Habana donde la profe tenía que hacerles las pruebas orales porque no podía escribir.

El camino de la recuperación siempre fue previsto por el manejo del doctor y, después de cuatro meses, en la planificación estaba tirar 15 pelotas a 10 metros . Antes de soltar la primera bola, existió mucha incertidumbre en él por el miedo a que doliera o se volviera a hinchar el codo como la última vez, pero lo cierto es que no sintió nada y sus ganas eran seguir lanzando después de haber completado el ejercicio.

Su regreso a la competición oficial llegó en un partido para la Copa Benito Camacho en La Habana, donde tiró el último inning del juego decisivo del playoff; le fue muy bien. El esfuerzo había valido la pena.

Después de dos años de trabajo duro y sacrificios, el joven lanzador estaba nuevamente en el camino hacia el alto rendimiento y listo para su regreso al coloso del Cerro. Ese día estaba muy nervioso, como cuando debutó.

Se había creado una expectativa en su regreso porque Frank estuvo muy activo en sus redes sociales durante su recuperación, manteniendo al tanto a todos sus seguidores sobre su progreso. Pero solo bastó su primer lanzamiento, que fue sobre las 90 millas, para que la adrenalina cubriera su cuerpo y los nervios quedaran atrás.

Frank Herrera es un ejemplo de lucha, donde la tecnología y las técnicas médicas le dieron una segunda vida a su carrera deportiva, como si de un ave fénix se tratase. Porque hoy, dos años después de su regreso, goza de su mejor forma deportiva con un contrato internacional en Italia y mantiene el sueño de vestir la camiseta del equipo Cuba en el próximo Clásico Mundial.

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